Morir, de Fernando Franco
Género: Drama
Tienes que verla porque: El trabajo del actor y de la actriz valen la pena, a pesar del exceso de realismo.

Disponible en Filmin y en Movistar+
Nominada en los Goya 2017 al mejor actor.
Luis y Marta disfrutan en una casa junto al mar de unas vacaciones. Tal vez, sean las últimas, porque él tiene un tumor cerebral. Luis, encarnado por Andrés Gertrudix (nominado a mejor actor en los Goya) se lo ha escondido a Marta para no amargarle las vacaciones; sin embargo, se lo dice a los ocho minutos escasos de película, casi sin dudar, generando un fácil y tempranero punto de giro narrativo. Marta (Marián Álvarez) intenta encajar el golpe: su pareja sentimental está a punto de morir y no piensa luchar por la vida; no quiere más médicos ni más pruebas; sólo quiere vivir lo que le queda de vida lo mejor posible y a su manera.

Poco a poco van apareciendo, de forma muy sutil, las líneas de fuerza provocadas por el conflicto; comienzan a aflorar el egoísmo, la falta de comprensión entre ambos y el mal humor de Luis. Sobre todo, a partir de que lo vemos en el hospital, recuperándose después de ser intervenido. Más tarde, los reproches e, incluso, los celos, irán minando la paciencia de Marta.
Tras el éxito de La Herida (2013), Fernando Franco se embarca en su segundo largometraje de ficción, para abordar la enfermedad en una pareja joven, focalizado en ella, que es quien soporta todo el peso de la acción, de la escasa acción. Marta se dedica a cuidar de Luis durante toda la cinta, con planos y secuencias interminables, en las que casi siempre están comiendo o tomando algo, como intentando rellenar de contenido escenas diáfanas. Al anclarse en el realismo social, perdemos gran parte de la información, como lo que dice un tal Carlos, al otro lado del teléfono; no sabemos qué profesión tiene ella, aunque la vemos alguna vez de visita por su empresa; de Luis sabemos que toca la guitarra y poco más. Está todo centrado en la asunción de la enfermedad terminal, eliminando o atenuando las subtramas y el diseño del mundo que les envuelve.

En la última media hora parece que todo comienza a brotar de alguna manera. Luis decide subirse al volante del coche, ante la preocupación de Marta, que no se fía de que esté en condiciones de conducir; es una falsa expectativa, pues lo único que pasa es que Marta se asusta mucho, pero, como no vemos su cara, difícilmente podemos identificarnos con ella. Luis está cada vez más enfermo; la evolución del personaje que trabaja Andrés Gertrudix está muy lograda, con una mirada perdida y el habla tocada por la extirpación del tumor, lo cual se intensifica en los momentos de mayor dolor.
La historia está excesivamente centrada en los dos personajes protagonistas, en el sufrimiento y el dolor agónico en un átomo de sociedad, como es una pareja encerrada en una casa, muy lejos de Amor (Michael Haneke, 2012), en la que la situación de una pareja de ancianos de ochenta años es llevada al extremo.