American Vandal: falso documental
Quizás a estas alturas estamos más que acostumbrados a ver decenas de pequeños clips y fotos que invaden todas las redes sociales, y a veces hasta nos cuesta lidiar con todas las imágenes que tenemos almacenadas en nuestros dispositivos móviles. Imágenes que nos definen, que nos gustan, que queremos compartir con nuestros seres más queridos.
A diferencia de los más jóvenes del lugar, hay gente que no está tan habituada a exponer sin vergüenza sus vacaciones, su día a día, al fin y al cabo, documentar toda su vida con instastories, facebook live o como se llamen todas las aplicaciones para poder compartir vídeos y/o fotografías.
American Vandal, es un falso documental estrenado en Netflix que con su primera temporada sorprendió a propios y a extraños con el seguimiento de una broma inapropiada en una escuela secundaria. El bromista de turno es acusado y expulsado.

A través de un estudiante, decidido a saber la verdad y a impartir la justicia necesaria, somos testigos de las verdades y mentiras que cuentan los estudiantes. Todos tienen miedo a exponerse, a camuflar la verdad para que la gente, sus amigos, sus seguidores, no conozcan ni sepan cómo es la verdadera persona que se esconde tras un avatar, ni unas fotos con filtros perfectos de Instagram.
Segunda temporada
Su segunda temporada, recientemente estrenada, ahonda en todo lo que ya se intuía en la primera. En este caso, los responsables del “documental” se dirigen a un instituto católico para investigar otro acto de vandalismo.

Aquí el tema es lo de menos. Son temas escatológicos y aquí hay que sacar la primera sonrisa. Después, un aplauso. American Vandal es capaz de tratar temas semejantes con una rigurosidad y una seriedad que harían temblar los periodistas más respetados del país.
En realidad, los actos de vandalismo, son secundarios. Como espectadores, queremos saber la verdad, nos da rabia que haya injusticia, queremos conocer el responsable.
La verdad se va descubriendo, poco a poco, a través de las redes sociales, de los teléfonos inteligentes, de las llamadas, de las cámaras de seguridad. Con todo lo que nos expone.

Así, casi sin hacer ruido, la serie te va dejando la sonrisa congelada: estamos destinados a colocarnos detrás de las redes y aparentar que todo va bien. Pero tarde o temprano, la máscara se cae y la vida es más difícil cuando la vives tú y no a través de las redes sociales.

American Vandal no es de las mejores series del año, tampoco lo pretende, pero ofrece un tenso, corto y gran entretenimiento.
Si además abre un poco los ojos a los adolescentes que abren Netflix a través de su smartphone cuando van al instituto, poco más se le puede exigir.




